Sergio Morales
Cada año aumenta considerablemente el número de ingenieros, licenciados, abogados y demás profesionistas. Sin embargo, aunque estudiar una licenciatura es una gran herramienta, pues no hay trabajo para tantos egresados por lo que muchos emigran a otras ciudades o bien ponen un negocio de comida, trabajan en el negocio de sus papas o en el peor de los casos permanecen desempleados.
En nuestra sociedad existe un gran respeto hacia toda aquella persona que estudió hasta un nivel de licenciatura o ingeniería “él si está estudiado” le decimos con orgullo y admiración. Por otro lado, despreciamos totalmente a todos aquellos que no estudiaron en una institución universitaria pero que en cambio aprendieron un oficio con todos los requisitos que hacerlo implica.
“no, ese no estudió nada, ahí anda de plomero” decimos sin más. Y todavía para hacerlo sentir peor y dejarle en claro que está uno o dos escalones abajo nuestro “nivel” lo llamamos “maístro”.
Grave error, empezando por lo siguiente, los oficios de hoy en día no son iguales a los del siglo pasado. Ellos se han modernizado también. Incluso muchos de ellos tienen su sitio en internet, facebook, twitter y por supuesto e-mail.
En estos tiempos, los mecánicos por ejemplo, ahora usan una computadora que conectan al automóvil y mediante un software determinan la falla del auto. El carpintero, ya no hace sus muebles a base de serrucho, clavo y martillo, ahora hay un mundo infinito de sierras y prensas y hasta sistemas computarizados y neumáticos de todo tipo que le facilitan el trabajo. El albañil ya ni siquiera tiene que matarse haciendo la mezcla, ya hay máquinas que la preparan por él. El soldador también ha evolucionado bastante en su maquinaria y en sus utensilios.
Gracias al internet muchos de ellos exponen sus trabajos en la red y tienen muchísimos seguidores.
Los oficios se han mantenido por muchísimos años y su clientela está prácticamente asegurada porque siempre habrá una falla en casa que no podemos, no queremos o simplemente no sabemos resolver. Ahora, los oficios no son tan mal pagados como mucha gente piensa, a veces es todo lo contrario y si a esto le sumamos una buena organización y administración del tiempo, un carpintero por ejemplo pueden llegar a ganar muy buen dinero.
El único aspecto negativo que le veo a aprender un oficio es el poco reconocimiento que se le da en nuestra sociedad, fuera de eso, es un buen trabajo, honesto, noble y bien remunerado.
Es muy bueno estudiar una carrera universitaria si tienes la posibilidad de hacerlo como ya lo mencionamos anteriormente, pero también es importante que si planeas vivir toda la vida en tu ciudad, asegúrate de que ahí tengan trabajo para profesionistas como tú. En caso de que no ¿Por qué no aprender un oficio que te guste y te permita tener una muy buena calidad de vida en la ciudad que elegiste vivir?
Quitando los prejuicios sociales, un mecánico por ejemplo, es dueño de su tiempo. Él escoge los días en que trabajará. Hace todo a su ritmo y cobra inmediatamente que termina su trabajo. Igual el carpintero, el albañil, el plomero y todos los demás.
Muchas veces el profesionista promedio tiene que esperarse hasta que llegue la quincena para traer dinero en la bolsa. El plomero termina y cobra de inmediato. No la misma cantidad que cobra el profesionista, pero si sumamos las cantidades de los cobros que el plomero realiza durante la quincena pues por ahí un buen plomero viene ganando lo mismo o si me apuras hasta un poco más que un profesionista.