Sergio Morales
Snuba es casi lo mismo que bucear, solo que a diferencia de que cuando buceas llevas tú tanque de oxígeno en la espalda, en el Snuba es diferente, los tanques se quedan en la lancha y tú vas conectado a los tanques por una larga manguera. Pero es prácticamente lo mismo. Pueden hacerlo aquí en la orillita del mar o si gustan pues los llevamos más adentro- dijo el tipo del escritorio que nos estaba ofreciendo el tour.
– ¿Qué pasó mi chavo?- contesté molesto pero también haciéndome el gracioso- A mi no me ofrezcas en la orillita del mar ¿Has oído hablar de Jack Costeau? pues ese es mi nivel brother, allá en Coahuila – dije, ahora ya en tono serio- me meto hasta el mero fondo de los ríos pa desatar los anzuelos y sin tanque, ni manguerita, ni nada. Ahora verás deja que empiece a nadar… nombre, me va a quedar chiquito el mar mi hermano! – le dije.
-Pero mi cielo… – alcanzó a decir mi esposa mientras yo la interrumpía.
-No mija- dije tajante- no vamos a pagar nada más por andar en la orillita, si vamos a pagar que valga la pena.
Mi orgullo siempre ha tenido la percepción de que soy un gigante. El siente que tengo la fuerza de un volcán y no se anda preocupando por un pequeños marecitos color turquesa. En situaciones así, él me regaña y dice ¡Por dios! Mira estos brazos de león que tienes. Checa estos muslos de acero. Hermano eres un metro y 98 centímetros de puro musculo -dice con énfasis- Cuando utilizas tu fuerza puedes identificar en tus párpados músculos aún desconocidos para el resto de la humanidad ¡Así de fuerte eres! – dice mi orgullo… con orgullo.
¿Entonces usted quiere el tour de Snuba mar adentro y no el de la orilla?- preguntó el diminuto lanchero de apenas 1.50 mts de estatura.
Por supuesto – le dije.
Entonces pásenle por acá con mi compañero Tobías- dijo el lancherito.
Tobías es el otro lanchero que nos acompañará en el tour. Es un tipo chaparrito y gordito cuya única función es la de manejar la lancha. Con su brazo levantado Tobías nos indica cual es el camino para llegar hasta él.
Cuando llegamos al sitio, el lancherito ayudaba a un par de viejitos franceses a subir a la lancha. Ellos eran muy alivianados, el viejito sonreía todo el tiempo y ella te saludaba haciendo un raro movimiento con las cejas parecido a cuando te saluda un amigo que va por el otro lado de la calle. Ella traía un tatoo de una sirena en su arrugada mano derecha lo cual me pareció muy alivianado por parte de la viejita, además de que se veía super cool.
Al parecer solo seríamos cuatro personas las que tomaríamos el tour y seis en total los que iríamos en la lancha. Los dos viejitos franceses, el lancherito instructor, el gordo del motor, mi esposa y yo.
Salimos de la marina en la lancha y la brisa del mar nos contagió de inmediato con la adrenalina de saber que íbamos a una extraordinaria aventura.
Tengo miedito- dice mi esposa con timidez.
No te preocupes, te va a encantar- le dije con un tono así como consentidor pues para que se fuera acostumbrando a mi manto protector.
Además ¿cómo crees que voy a dejar que te ahogues en nuestra luna de miel? –dije en tono de broma.
Mi esposa muy nerviosa solo me miro y apenas hizo un pequeño gesto semejando una sonrisa.
No te preocupes, yo te protegeré- le dije a mi esposa en el mismo tono que la frase anterior pero ahora con una mirada muy profunda, protectora y sobre todo cálida.
Si uno de esos tipos que dibujan a diosito todo el tiempo hubiera andado por ahí, habría encontrado en mí mirada el modelo perfecto para representar la nobleza del héroe cuando ayuda a los desvalidos.
Ya casi llegamos- dice el lancherito- hay que prepararnos.
El gordo apagó el motor de la lancha pero seguimos moviéndonos por el impulso. El oleaje era un poco fuerte y mi estomago comenzó a flaquear un poco.
-No… esto no puede estar pasándome- pensé.
¿Están listos?- preguntó el lancherito al tiempo que nos pasaba nuestros respectivos equipos.
-Claro- contesté adelantándome a la respuesta de mi esposa quien a leguas se le notaba era un manojo de nervios.
-¿seguros?- insistió.
-Por supuesto- insistí yo también, aunque la situación de mi estomago comenzaba a preocuparme.
Nos pusimos el equipo y el lancherito comenzó a darnos las explicaciones básicas para realizar el Snuba. Obviamente no lo escuché ¿Qué demonios iba a estar haciéndole caso al tipo ese si estaba concentrado en la salvación de mi mujer? El momento era casi, casi mi entronización a la gloria del marido bendito. A todos nos gusta la frase “lo que diga mi esposo” y nos encanta que nos vean como si estuvieran viendo a dios porque realmente nos sentimos dios.
Nos lanzamos al agua. La temperatura era más que perfecta y todo era sumamente refrescante pero obviamente con una gran cantidad de sal. En Coahuila solo tenemos agua dulce porque únicamente hay ríos y una que otra laguna, así que en segundos mi boca estaba completamente saturada de ese potente sabor salado del agua del mar. Comenzaron a darme escalofríos y mi estomago era ya una revolución. El agua no dejaba de moverse. Por lo que opté por sumergirme para evitar el ajetreo y calmar así el mareo. Avance creo que dos metros hacia abajo y por alguna razón que aún no logro entender estaba conteniendo la respiración ¿cómo soltar el aire si estoy abajo del agua y con una manguera en la boca? Intente hacerlo y una bocanada de agua salada entró hasta mi garganta. Se sintió horrible. Me estaba ahogando. Desesperado comencé a nadar hacia la superficie y logré llegar hasta arriba. Tosí como desesperado y traté de calmarme pero era demasiado tarde el mareo y el oleaje trabajando juntos en equipo estaban a punto de hacerme vomitar. Sentí que me desmayaba. De la nada apareció un tipo con su traje y visor frente a mí. No paraba de hacerme señas. No entendí ninguna de ellas. Se quita el visor y era el lancherito. No puedo negarlo, sentí alegría al verlo. Quería decirle “oye tengo un problema, no puedo respirar con esta cosa” pero cuando él me dijo que tenía que apurarme porque estamos atrasando al grupo, yo traté de hacer como si fuera un pequeño problema técnico el cual había enfrentado en muchísimas otras ocasiones durante mis experiencias acuáticas alrededor del mundo y que sería cuestión de microsegundos para que yo (Jack Costeau) lo resolviera sin ningún tipo de contratiempo.
Hice la seña del pulgar arriba así como diciendo “ok, ahí voy”. El tipo insistía que me pusiera el visor. Yo la verdad no quería hacerlo porque mi estrategia era calmarme un poco para que se me pasara lo mareado pero el insistió y tuve que acceder.
Nos estamos alejando del grupo- decía.
Total me puse el visor como decía el tipo y finalmente me asomé debajo del agua y allá a lo lejos pude ver a mi mujer con los dos viejitos franceses al parecer muy emocionados con los peces del fondo. Me sentí olvidado. A mi mente llegó la frase recientemente dicha por el sacerdote que nos casó “Estarás junto a él en la salud y en la enfermedad” Mujeres!!! no habían pasado ni dos días completos y ya mi esposa me había abandonado por una enorme tortuga del Golfo de México.
Para cuando levanté la vista buscando al lancherito, este ya no estaba pues se había ido a alcanzar al grupo.
-Si quiere vengase por acá arriba amigo para que no atrase al grupo- dijo el gordito de la lancha. Lo que a mis poderosos y ganadores oídos les cayó como una patada en el estomago y otra en el trasero. No puedo asegurarlo pero creí escuchar la frase “si quiere nádele de perrito” pero cuando le pregunté al gordo que era lo que decía, este canijo, esbozando un sonrisa burlona me dijo- relájese amigo, concéntrese en la nadada que ya lo están dejando muy atrás.
No podía permitir que mi ego siguiera sufriendo tremenda paliza así que me puse el visor en la cara, el respirador en la boca, e intenté hacerlo otra vez. Al parecer el mareo cedía un poco. Mis tres grandes eructos contribuyeron para que esto pasara. Me sumergí y me impulse hacia la dirección en donde estaban los viejitos, mi esposa y el lancherito. Pero al avanzar escasos metros la manguera se enredó entre mis piernas y no me permitía avanzar. Intente hacer respiraciones cortas y rápidas para adaptarme al oxígeno, pero era imposible, seguía faltándome el aire. A duras penas me desenredé y volví a salir a la superficie.
De plano no puede amigo- me dice el gordo.
Ya ni para que les cuento lo humillante que fueron esas palabras para mí.
Pues es que no me adapto a esto del oxígeno- le dije.
Respírele normal, tiene que calmarse- me dijo.
Cerré los ojos y di un fuerte resoplido. Ya sin una sola gota de orgullo en mi persona me puse la careta y volví a intentarlo. En esta ocasión lo hice sin apresuramientos. Respiré tranquilo y un poco más calmado. Mis respiraciones fueron largas y profundas, con ritmo lento y pausado. De pronto estaba varios metros abajo y parecía como si estuviera en la superficie. Era genial. Por momentos sentí que volaba bajo el agua. Era padrísimo, ahora sí estaba totalmente adaptado. Ahora sí, dije para mis adentros, voy a comerme el mar, primero que nada voy a alcanzar a mi esposa y al resto del grupo. Con toda elegancia y gracia al hacer mi braceo de nado profundo avance hacia ellos. Cuando por fin llegué, el lancherito hizo una seña de que habíamos terminado el tour y era hora de subir a la superficie.
Durante todo el camino de regreso mi esposa, quien es sumamente tímida y mesurada, no paraba de platicar con los viejitos franceses, súper emocionada por el sensacional recorrido. Ella no hablaba francés, ni ellos hablaban español pero creo que no importaba. Los viejitos y mi esposa se tomaban fotografías con el equipo puesto junto al gordo y al lancherito. A mí me volvió el mareo y se me fue el color. Vomité al llegar a la marina. El gordito estaba muy enojado porque tendría que lavar la lancha. El lancherito cuando me ayudó a bajar del bote se despidió de mi con una sonrisa y un “Hasta luego Jack” que solo yo entendí.
Snuba es una marca registrada, propiedad de la empresa Snuba International, Inc. La palabra, al igual que la actividad es una mezcla de snorkel y SCUBA (buceo en inglés).
En 1988 Snuba International, Inc. desarrolló el sistema de snuba y es el único productor y licenciante de este sistema de buceo.
El snuba sirve a menudo como una forma introductoria de buceo, y puede practicarse sin necesidad de una certificación, pero sí en presencia de un guía profesional y certificado y tras una breve lección.
Hacer Snuba es relativamente fácil pero es absolutamente necesario una breve explicación de la adaptación a los sistemas de oxigeno (como en la historia) el no tener los conocimientos básicos podría ocasionarnos serios problemas.
El Snuba también es popular porque no se requiere una experiencia previa de buceo; sólo es necesario ser mayor de ocho años y tener nociones de natación. Esta es quizá uno de los factores de su popularidad como ‘primera experiencia’ bajo el agua.
Este tipo de buceo es una actividad popular en sitios turísticos tropicales, como Hawai, Tailandia, el Caribe y México.
El parque eco-arqueológico de Xcaret, en el estado de Quintana Roo, México, es el mayor centro Snuba en el mundo y es un buen lugar para disfrutar de Snuba, ya que está situado en la costa caribeña de México, donde se encuentra el segundo arrecife más grande del mundo, por lo que ofrece al turista la oportunidad de conocer una gran variedad de especies marinas en un entorno de gran belleza y color.
Xcaret cuenta con dos tours de Snuba en el Caribe mexicano: El Snuba de Bahía, que parte de la playa de Xcaret y se realiza a una profundidad aproximada de siete metros. El Snuba de Arrecife se realiza en ‘Barracuda’, uno de los arrecifes cercanos a Xcaret, el cual cuenta con una gran variedad de peces tropicales y tortugas.