Las plataformas digitales han trascendido su función original —fomentar la interacción entre los usuarios—, y ahora se emplean para fines financieros, comerciales e incluso educativos. No obstante, a menudo se enfatiza su aspecto negativo, relacionado con los evidentes problemas de privacidad y seguridad, pero no su potencial para contribuir a la educación, bajo ciertas pautas.
“Para superar estos desafíos, lo recomendable es establecer normativas, promover la alfabetización digital y equilibrar el uso de plataformas digitales con otras actividades educativas. Una utilización adecuada puede mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, al crear un entorno seguro y colaborativo para los estudiantes”, asegura la experta en comunicación Yoselin Karely Cabrera Díaz.
La especialista ha trabajado como community manager en varias empresas e instituciones y ha sido profesora en talleres de oratoria, marketing, redacción y medios digitales en Venezuela, además de participar en la promoción de marcas deportivas.
Recuerda que, durante y después de la pandemia, las plataformas digitales se han convertido en un constante apoyo en la comunicación para la comunidad académica. Menciona los casos de WhatsApp, Facebook y YouTube, que fueron utilizadas para dar instrucciones de cómo realizar una tarea, e incluso para impartir clases completas.
“Para que las plataformas digitales puedan ponerse al servicio del aprendizaje, los docentes deben saber utilizarlas en la generación del conocimiento de forma colaborativa y constructiva con los estudiantes. Esto implica incorporarlas como mediadoras de las actividades didácticas que se diseñan para la interacción, discusión y comunicación”, opina Cabrera Díaz.
Señala que, como ejemplo, se puede citar X (la antigua Twitter), donde los estudiantes pueden expresar su opinión sobre un tema, identificarlo y etiquetarlo, lo cual permite al profesorado hacer un seguimiento de la actividad de respuesta que el alumno esté realizando en tiempo real.
Otra forma de usar las plataformas digitales —explica— pueden ser grupos privados en Facebook, donde los estudiantes exponen un tema, suben gráficos, archivos, imágenes o referencias a otros textos y sus compañeros pueden comentar al respecto, generándose una dinámica de interacción continua y de enriquecimiento para su aprendizaje.
En el caso de YouTube, TikTok y herramientas similares, los profesores pueden promover la síntesis y la argumentación, el desarrollo de habilidades comunicativas y la superación del miedo a hablar ante los demás.
Muchos docentes están encontrando una formación a medida a través del aprendizaje informal en plataformas digitales. En este ámbito, afirma, Twitter destaca sobre el resto de sus competidores y se ha convertido en la plataforma educativa por excelencia. El uso de los Spaces para audio social, dispone de propuestas creadas por docentes para docentes.
“Queda claro que hay muchas ventajas de las redes sociales en la educación, si se usan de forma correcta. Sobre todo, en temas de interacción y colaboración; acceso a recursos educativos y materiales complementarios, como videos, artículos y tutoriales; promoción de la creatividad y la conexión con otros expertos y profesionales”, finaliza Cabrera Díaz.