Por Ivan Gomez
Los relatos se repiten en cada rincón de las comunidades inmigrantes de Ohio. Familias enteras separadas en la madrugada, trabajadores detenidos en sus empleos, niños que llegan a casa y encuentran las puertas cerradas sin saber si sus padres volverán. Entre el miedo y la incertidumbre, un sentimiento aterrador comienza a crecer: “Nos están cazando”.
Algunos miembros de la comunidad inmigrante han comenzado a hacer comparaciones inquietantes con las persecuciones sufridas por los judíos en la Alemania nazi. No por las cámaras de gas ni los trenes de la muerte, pero sí por el miedo constante, por las redadas que irrumpen en sus vidas sin previo aviso, por los vecinos que delatan a otros basándose solo en su apariencia o en un acento. “Primero nos criminalizan, nos llaman delincuentes, violadores y narcotraficantes. Luego nos señalan, nos marginan, nos separan de nuestras familias. ¿Qué sigue? ¿La deportación masiva como si fuéramos una plaga?”, expresó un residente de Cleveland Heights, quien prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
En las últimas semanas, el estado de Ohio ha sido testigo de un incremento notable en las actividades de las autoridades federales de inmigración, lo que ha generado una atmósfera de inquietud y pánico entre las comunidades inmigrantes locales. Según informes recientes, más de 900 personas han sido arrestadas en el noreste de Ohio durante operativos llevados a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) (Cleveland 19 News).
Uno de los incidentes más destacados ocurrió en Cleveland Heights, donde agentes de ICE realizaron una redada en el restaurante Cilantro Taqueria, sorprendiendo tanto a empleados como a clientes (Telemundo Cleveland). Este tipo de operativos ha generado una creciente preocupación entre los residentes, especialmente en comunidades con alta población inmigrante.
Paralelamente, se ha observado un aumento en las campañas que instan a los ciudadanos estadounidenses a reportar a individuos sospechosos de estar indocumentados. Estas iniciativas, promovidas por ciertos sectores políticos, buscan equiparar la presencia de inmigrantes sin documentos con actividades delictivas, generando una ola de paranoia y estigmatización.
En respuesta a estas acciones, organizaciones de derechos civiles, como la ACLU de Ohio y la Ohio Immigrant Alliance, han instado a las autoridades locales a no colaborar con las operaciones de ICE, argumentando que la detención civil de inmigrantes puede prolongarse indefinidamente y socava la confianza entre las comunidades y las fuerzas del orden (ACLU Ohio).
El alcalde de Cleveland, Justin M. Bibb, emitió recientemente una declaración en la que expresa su preocupación por las redadas federales y reafirma su compromiso de proteger a todos los residentes de la ciudad, independientemente de su estatus migratorio (Gobierno de Cleveland).
A medida que la situación se intensifica, líderes comunitarios y defensores de los derechos humanos hacen un llamado a la solidaridad y a la protección de los derechos fundamentales de todas las personas, independientemente de su origen o estatus legal. La esperanza es que las autoridades locales y estatales tomen medidas para mitigar el impacto de estas redadas y promuevan un ambiente de inclusión y respeto.
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